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Torrencial 2016, Valdivia, mis 22 K

Conocía la ruta, igual no fue fácil, primeros 4 kilómetros sólo ascenso, durísimos, a mi alrededor habían corredores de diferentes edades, se sentía genial ver cómo vas dejando atrás aparte de los kilómetros, y que les vas ganando de a poco a la ruta.

Una experiencia fenomenal, poder disfrutar de senderos, agua que corre libre, aromas distintos, bosques, flor y fauna virgen. Pero lo más importante dentro de mi circuito 22 K, fue la marcación, al llegar al primer abastecimiento, que es a las 10 K, encontrarte con gente de la organización: “Ninbus”, entregándole el apoyo a todos los corredores sin importar que pertenezcan a su club o no, lo encontré bastante motivador.

Destacar el abastecimiento, todas las condiciones: Agua, fruta. Y seguimos la aventura, te encuentras con amigos, colegas de trabajo, ex compañeros de club, todos unidos por una misma causa, llegar a la meta, dándote apoyo en ruta, las “selfie”, las bromas, y así llegamos al segundo abastecimiento, al hermoso parque Oncol; donde escuché cuando “Ninbus” me dio apoyo diciendo: “Vamos, Oncol trail, tú puedes, te queda poco”, eso es motivación.

Y así me quedaba el grandioso sendero: “Las vertientes”, donde al inicio de este hay un hermoso letrero que lo recuerdo de “Torrencial 2015” que dice: “Cuidado con las sanguijuelas”, que en ese minuto vi muchos corredores que se detuvieron a pensarlo dos veces antes de introducirse a este sendero, era gracioso y trágico, y así nos adentramos un gran grupo que por el estrecho lugar del sendero nos fuimos distanciando, quedando en fila india, y disfrutando de cómo ha cambiado la geografía del entorno del parque, personalmente yo que normalmente realizo esa ruta de entrenamiento con mi club “Oncol trail”, me pude dar cuenta del cambio.

Al llegar a un arroyo del sendero, iba tan concentrada en mi ritmo, que fue bastante sorprendente encontrarme con un solitario camarógrafo, en ese preciso lugar, me asusté bastante. Desde ese arroyo, enfrenté otro pequeño ascenso, hasta salir a calle, a la entrada del parque Oncol llamada “las esculturas”. El señor Staff me dice que tengo que regresar nuevamente hacia parque Oncol, ahí me sentí desorientada porque esos últimos 6 K no los conocía.

Ya en estos últimos 6 K no éramos muchos los corredores que íbamos juntos, también me pude encontrar con corredores de los 42 y 60 K, más bien íbamos distanciados, en esta ruta que era más poblada, te encontrabas con casas pobladas, gente de la zona que te daba apoyo, animales, y en momentos pensé que sí hubiese llovido la geografía, el entorno no hubiera sido el mejor, ya que hubiera habido posibilidad de resbalar y perder el equilibrio, ya que a pesar del hermoso día que había el terreno estaba bastante húmedo y poco agarre para las zapatillas.

Al llegar a un plano me encontré con otro Ninbus que conozco, que gritaba mi nombre y sarcásticamente me decía que dónde había dejado las piernas, que sí acaso las había dejado en mi casa. Obviamente no lo saludé de la mejor forma ni les di las gracias, como lo conozco me reí y agradecí su broma que me dio aliento a seguir.

Luego de eso sólo descenso hasta la playa, que no fue fácil ya que los calambres se venían haciendo notar desde el kilómetro 6, por fin se divisaba el arco de la meta, y se escuchaba la voz del animador, que decía mi nombre y mi club, ya que lo conozco. Y por fin pasé por la meta, feliz de esta nueva experiencia, donde yo estaba orgullosa, recibir mi medalla, encontrarme con mi club, y con las demás personas y poder destacar los stands. Y poder ver a los corredores destacados de 60 K y de otras distancias, todos muy amables que accedían fácilmente a tomarse fotos con el público, eso, lo destaco.

Feliz por lo logrado, esperando Torrencial Valdivia 2017, esperando enfrentar unos 40 K.

Susana Soforrey

Fotos: NativoProd – nativoprod.com

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