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«Aunque el corredor en mí quería correr, cualquier ejercicio estaba fuera de discusión, ya que apenas tenía la energía para vestirme».
Nota del editor: Esta es una descripción en primera persona de la experiencia de un corredor con una enfermedad que se presume que es el coronavirus y no debe interpretarse como una guía para otros. Para la información más arriba-hasta la fecha, comprobar su departamento de salud local y los medios de noticias de confianza, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) , y la Organización Mundial de la Salud (OMS) con regularidad.
Como muchos otros corredores, no pensé que el coronavirus me afectaría hasta que lo hiciera.
Al principio, el mayor impacto que tuvo la pandemia en mi vida fue cancelar las carreras de primavera en las que me había inscrito. Pero aparte de eso, la vida seguía siendo la misma. Como ingeniero de empaque, tengo la suerte de poder trabajar de manera remota desde mi departamento en Lebanon, New Hampshire. A partir del 14 de marzo, tres días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara que el coronavirus era una pandemia mundial , comencé a trabajar exclusivamente desde casa y solo salía de la casa para correr y comprar comestibles.
Durante la semana siguiente, seguí entrenando como de costumbre. Estaba planeando hacer el Cherry Blossom 10-Miler y el Brooklyn Half Marathon . Durante las primeras tres semanas de marzo, corrí entre 60 y 65 millas por semana, que era el mismo kilometraje que había hecho antes de correr el Maratón Internacional de California en diciembre pasado (terminé con un PR de 2:52:51 ). La única diferencia que hice en 2020 fue agregar más colinas a mis carreras , lo que las hizo más difíciles de lo habitual. Mirando hacia atrás ahora, podría haber estado trabajando un poco demasiado duro a principios de marzo, lo que podría haber contribuido a mi fatiga general y comprometer mi sistema inmunológico .
Alrededor de las 8 pm del domingo 22 de marzo, comencé a sentirme enfermo. Acababa de terminar la cena cuando me empezó a doler la garganta, como si tuviera algo atascado. Pensé que acababa de cenar demasiado rápido y que tenía indigestión. Luego, a la mañana siguiente, me desperté con la garganta irritada nuevamente y me sentí extremadamente cansada. Por lo general, me tomo los días libres de todos modos, así que no corrí y me relajé en casa, pensando que el martes desaparecería. Pero al día siguiente, mi dolor de garganta y fatiga eran aún peores, y comencé a toser y sentir náuseas.
En este punto, el 24 de marzo, decidí dejar de correr por un tiempo para concentrarme en la curación. En circunstancias normales, probablemente habría pasado por mi enfermedad , pero estaba muy consciente de la gravedad del coronavirus por lo que había leído en las noticias, y también sentí que realmente no tenía sentido entrenar duro con las carreras canceladas Siendo por el momento.
Después de cinco días de descanso en casa, las cosas empeoraron mucho. Después del almuerzo el 27 de marzo, mi pecho se apretó y me resultó muy difícil respirar; Se sentía como si estuviera viviendo en altitud . Busqué los síntomas del coronavirus y descubrí que estaba experimentando la mayoría de ellos: tos, dificultad para respirar, opresión en el pecho, dolor de cuerpo, dolor de garganta, náuseas, pérdida del gusto y el olfato, y fatiga. El único síntoma que no tuve fue fiebre.
Desafortunadamente, no pude hacerme la prueba del virus porque no cumplía con los criterios de prueba de New Hampshire. Cuando llamé a la línea directa de detección, me dijeron que a menos que fuera un trabajador de la salud, hubiera contactado con un caso confirmado de coronavirus o estuviera ingresado en el hospital, no podía hacerme la prueba.
Pasé la semana del 27 de marzo al 3 de abril en el sofá. Desde que mi pecho comenzó a apretarse por primera vez el 27 de marzo, nunca cedió, por lo que es difícil respirar profundamente. El 29 de marzo, recuerdo haber comido huevos revueltos y tostadas, y luego jadeando por 30 minutos después. Me sentí mortalmente enfermo en ese momento, pero aún no necesitaba una cama de hospital. Llamé a mi médico el 2 de abril y recibí una receta para un inhalador, lo que me ayudó mucho a respirar.
Aunque el terco corredor en mí quería salir a correr durante esta semana, cualquier ejercicio estaba fuera de discusión, ya que apenas tenía la energía para levantarme para cocinar y vestirme. Junto con la dificultad para respirar, la tos, el dolor de garganta y las náuseas también continuaron, lo que dificulta mucho hablar con la gente por teléfono. Como vivo solo, fue un tiempo bastante solitario y aterrador.
Afortunadamente, podría distraerme un poco durante este horrible período con Netflix y los videojuegos. Me encanta la televisión basura, así que vi atracones Love is Blind . También jugué Call of Duty con mis amigos, lo que me ayudó a sentirme menos aislado.
Comencé a sentirme mejor el 6 de abril, más de dos semanas después de experimentar mi primer síntoma. Mi pecho se había aflojado un poco y tenía más energía. Sin embargo, todavía era cauteloso acerca de correr nuevamente, así que decidí esperar hasta el sábado 11 de abril siguiente. Ese día, corrí durante 20 minutos a un ritmo de 8:00. Sentía que me estaba muriendo, pero, de nuevo, no había corrido en unas tres semanas. Más tarde esa tarde, sentí que había hecho mi entrenamiento más duro que nunca esa mañana. Estaba totalmente aniquilado.
Al día siguiente, intenté volver a correr, esta vez a un ritmo más lento en el circuito más plano que conocía. Corrí durante 20 minutos a un ritmo de 8:50 y me sentí un poco mejor. No tuve dificultades para respirar durante la carrera. Aún así, como el día anterior, fui noqueado nuevamente más tarde esa tarde. Sentí el mismo tipo de náuseas y fatiga que tengo después de un maratón. Parecía que mis piernas funcionaban normalmente, pero mis pulmones no podían seguir el ritmo.
Después de dos semanas más de síntomas que iban y venían, finalmente comencé a correr de manera normal. Desde el 23 de abril hasta el 27 de abril, corrí durante 20 minutos cada día. Fui nominado por uno de mis amigos para hacer un 5K virtual , así que marqué uno en 26 minutos, lo que me pareció muy difícil. (Para comparar, corrí 17:31 en el BAA 5K 2017).
A partir del 29 de abril, comencé a sentirme más como yo. Aprecio cada carrera que hago, incluso si no es lo mismo que antes. Mi gran objetivo este verano es romper las 5:00 en una milla cronometrada, lo que sería un RP de cinco segundos para mí. Tengo muchos amigos que me han dicho que donarán una cierta cantidad de dinero a fondos de alivio de coronavirus si rompo las 5:00, así que acepté igualar cada donación hasta $ 800 .
Estoy entusiasmado por volver a ganar fuerza en la pista y entrenar mis pulmones para respirar mejor. Sé que mis pulmones todavía están volviendo a su capacidad máxima, pero no tengo idea de lo dañados que están. Como corredor, esa es una de las partes más aterradoras de todo esto: no sé cuánto tiempo me tomará recuperarme.
Esta experiencia me ha enseñado a no dar mi salud por sentado. Aunque las personas mayores tienen un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave por el coronavirus, las personas jóvenes y en forma pueden ser vulnerables, especialmente aquellas con afecciones de salud subyacentes . El problema es que es posible que no sepas que tienes un problema subyacente. Por ejemplo, tengo una afección cardíaca común llamada regurgitación menor o válvulas cardíacas con fugas. Existe la posibilidad de que mi enfermedad empeore debido a esta afección, pero nadie lo sabe con certeza.
Entonces, para todos los corredores, como yo, que piensan que su estado físico robusto los hará inmunes al coronavirus, no bajen la guardia. Esté seguro, manténgase saludable y recuerde que tomarlo con calma en este momento no es algo malo.
