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Las luces apenas se ven. El brillo tenue de las primeras linternas comienza a ganar terreno. La mística de la carrera se respira a medida que transcurren los minutos y se agrupan los corredores.
Aún de noche, la mayor de las distancias de Amanecer Comechingón Mountain Hardwear (75 kilómetros) abre el camino de una jornada que tendrá muchas emociones.
Competidores de todas partes del país y del extranjero dicen presente para disfrutar de dos distancias de ultra trail que invitan a disfrutar de la naturaleza en medio de una competencia de gran exigencia. En Córdoba, Villa Yacanto es el lugar ideal para la partida, dando paso a una jornada intensa.
Caminos, senderos y recorridos pintorescos comienzan a vislumbrarse a medida que el sol asoma, mientras el cerro Champaquí se muestra imponente a un costado del paisaje, creciendo en su figura a medida que todos avanzan en el recorrido.
Como si fuera poco, para el 2018 además de distancias de ultra de 75 y 50k, y las de 35k, 22 y 13, también figura en carrera la alternativa de los 110 kilómetros, lo que invita a más osados a anotarse en un desafío mayor.
Una subida, otra subida y un camino en ascenso que empieza a dejar sin aliento a los corredores es parte de un comienzo duro. Pasos entre pajonales, zonas rocosas, valles, y caminos de ripio en lo más alto permiten correr a buen ritmo, así como sostener un paso de trekking para los que recién comienzan.
Bajo la organización de Mountain Race, los puestos de control invitan a detenerse un momento y admirar el paisaje. Intercambiar algunas palabras, calentarse con una fogata si el viento pega fuerte, para luego retomar la marcha con más energías.
Los caminos están perfectamente señalados, pero las cuestas quitan el aliento. Saber administrar las comidas, consumir aguas y geles en los momentos indicados, y hasta comer una barrita de cereal o frutos secos es parte de la organización de cada uno a la hora de programar la competencia. Las energías son necesarias a cada paso y es por eso que hay que abastecer al cuerpo con “combustible”.
Abrigarse, sacarse la campera, el buzo, dejarse el buff. Cubrirse del sol. Buscar el sol. Tratar de mantener el ritmo para no sentir frío. Calcular la hora de llegada. Preguntar sobre la distancia que resta hasta el próximo PC, hasta la meta, cuanto tiempo sería de recorrido, volver a pensar en el ritmo, recalcular…todo es parte de un juego al que todos somos adictos.
Los cruces de los arroyos y ríos son ideales para recargar agua, pero las energías se renuevan cuando al pasar, los corredores se sorprenden encontrándose con algunos pobladores que los saludan.
Hay quienes prefieren los bastones de trekking. Otros se ayudan con ramas, y están los que prefieren usar sus brazos para apoyarse sobre sus piernas, usando distintas técnicas para avanzar y ascender. Lo cierto es que cada uno tiene su fórmula para no bajar el ritmo y continuar sumando kilómetros que los acerquen a la meta.
Tras pasar la mitad de la distancia, la cuenta comienza a ser regresiva, los caminos dejan de tener subidas para empezar a descender y las piernas trabajan con músculos diferentes. El cansancio se siente, pero las ganas de llegar pueden más.
Todos quieren tener la medalla colgada en su pecho. Pero además lo que cada uno de los corredores se lleva es una experiencia única, la de poderse conectar con uno mismo, con la naturaleza, con la posibilidad de probarse y exigirse al máximo para poder demostrarse que puede lograr lo que se propone.
Es por eso que Amanecer Comechingón Mountain Hardwear es una carrera que cada vez eligen más corredores, sin importar que sean de la provincia, o de distintos destinos. Porteños que no tienen cuestas suficientes para entrenar en un escenario como el cordobés, los patagónicos o norteños que encuentran lugares parecidos, pero con un clima diferente. De todos los puntos cardenales llegan para conectarse con la naturaleza, con una carrera que lleva una mística que contagia, que permite disfrutar de un trail exigente, pero que genera la sensación de felicidad al superar las metas, como la vida misma.
