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Lo valioso EN la MONOTONÍA

Autora: Betina Bonnin
Deportista y Mentora deportiva – Dipl. En “Liderazgo y coaching Deportivo”
Capacitadora – a cargo del Programa “MENTORING DEPORTIVO – Trazando el camino hacia tus metas”, en la Consultora Advance.
Divulgadora de la vida saludable y Biohacker
Arquitecta y Magíster en Administración de empresas
Docente – Investigadora – Ext. Universitaria

¿Cuáles son las sensaciones al correr 3 horas en una pista? ¿Cuáles las herramientas mentales que se pueden utilizar? Aquí, la ultramaratonista Betina Bonnin nos comparte su experiencia.

SENSACIONES Y HERRAMIENTAS
Tres horas corriendo en círculos, sin parar, en una pista de 580 m. 180 minutos, 10800 segundos. 10800 segundos ¿de monotonía?, ¿de tedio?, de correr y correr.
Cuando comencé a planificar este desafío, sabía que los factores a manejar eran muchos y de variados aspectos, y que para todos debía entrenarme. En el aspecto físico, primeramente: impacto rítmico en las articulaciones, fatiga. Respecto al clima, donde la primavera muy ventosa no era muy auspiciosa. Y lo mental, sobre todo, lo que haría la diferencia entre lograr mi objetivo o no: disfrutar (o padecer).

ENTRENAMIENTO FÍSICO Y MENTAL
Llegué al desafío con la confianza de saber que entrené lo suficiente e incorporé todas las herramientas necesarias. Entrené el cuerpo, todo lo que mi entrenador me preparó día a día. Pero entrené sobre todo lo mental, para responder a mi pregunta: “¿Dónde iba a poner la cabeza durante 3 horas?”. Para saberlo, el viernes 2 escribí un guión, le dije a mi cabeza en qué ocuparse al otro día, le conté qué iba a hacer cuando me sintiera cansada y aburrida. Es mi visualización (+ procesamiento a través de la escritura a mano, algo fundamental), enfocada en mis fortalezas, en todo lo bueno con lo que llego a la línea de largada.
Me preguntaba y me respondía:
¿viento? “Viento había en los 100 Km del Aconcagua”
¿Cansancio? “Si pude correr 19 horas en Mendoza, como podría no correr 3 horas sin parar acá”.
¿Tedio? “Contá los pasos, contá hasta 100, rezá el rosario,
¿Pensamientos negativos? ¿Rumiación? “Decí tu mantra elegido: soy fuerte, soy rápida”.
¿Dolor / molestia? “¿Como hace Kipchogue – el filósofo de la maratón – cuando le duele? Sonríe, se distrae con otros pensamientos —el gozo de correr o la línea de meta que lo aguarda – , entonces se desvanece el dolor”

Iba a correr lo que otros llamaron un Desafío. Pero yo no lo sentía así, porque simplemente lo pensaba como correr durante 3 horas al mejor ritmo posible. Y como nos enseña Luis Scola, a la presión se la enfrenta valorando que solo se hará lo mismo que entrenamos cada día, que solo debemos repetir lo que tan aprendido tenemos.

EL TIEMPO
“El tiempo mercantil pasa, se pierde, no se recupera”, dice Federico Bianchini en su libro “Cuerpos al límite”. También dice que “Lo importante es el movimiento. El movimiento continuo. El tiempo es como un hilo que nos permite entretejer el viento, el agua, la superficie (…), el tiempo no corre, te acompaña, va con vos”.
Esa lectura de días anteriores me acompañó durante muchos de los 180 minutos.
Esas horas de ritmo mantenido fue mi TIEMPO de parar, de reflexionar, de darme un espacio que muchas veces no tengo.
¿Cuánto es mucho tiempo? ¿Cuánto es poco tiempo? Cuando hago pasadas de 1000 m, los 4 minutos que me demandan parecen muchos por lo intensos. Pero cuando logramos el FLOW en una actividad, el tiempo material, cronológico, vuela.

EL RITMO
Como en todo comienzo de entrenos y carreras, la mente fresca y ágil me hizo correr a un ritmo que, según mis puntos de referencia era demasiado rápido. Pero me sentía muy bien al mantenerlo. Era un ritmo que podía sostener bien pero racionalmente me parecía rápido, iba cómoda pero me «asustaba» que fuera tan rápido sin sufrir, Mi cuerpo iba súper bien, sobrado, pero mi mente decía que en ese ritmo seguro me iba a agotar porque en ese ritmo no me reconocía.

Entonces comenzó la batalla mental (mi físico solo seguía corriendo): mis puntos de referencia me decían que algo no estaba bien pero mi cuerpo me demostraba que sí, que podía. Y pude.

LA DISTANCIA
¿Cuántos Kilómetros recorrería? ¿Cuántas vueltas daría? No lo sabía. Podía imaginarlo, pero no quería hacerlo. En mi debut en esta prueba, quería ser libre de referencias, correr de la mejor manera posible, enfocada.
Sabía que calcular previamente, aunque fuera en forma aproximada, la cantidad de vueltas, o hasta donde llegaría si corriera esos kilómetros en la calle no tendrían un impacto favorable. Me harían abrumador el desafío. Y no era una buena manera de comenzarlo.
Resultaron entonces esos 37 km. y esas 64 vueltas.

EL ENTORNO Y EL CLIMA.
El día anterior fui a hacer trote regenerativo y sabiendo que la velocidad era de 37 km/h, fui consciente de que era algo que normalmente sucedía, solo que yo no tenía el dato. Y por eso decidí que el viento no iba a ser parte de la historia, y busqué mis herramientas.

A la visualización, Joaquín Valdez la llama “entrenamiento en imaginación”, porque pide incluyan todos los sentidos. Por otro lado, el Mindfunless propone el “Ampliar los sentidos”, una de mis técnicas de BIOhacking preferidas. Y la Neurolingüística nos propone el VAKOG como modelo de representación, incluyendo los sentidos de la vista, la audición, el kinésico que también incluye el olfato y el gusto.

Entonces, el viernes imaginé lo que iba a sentir, como iba a ser ampliar los sentidos enfocándome en todos ellos. Y así, aprecié el día espléndido de sol potente y cielo azul, solo escuché el sonido del viento en los árboles sin darle entidad ni significado, disfruté de las pisadas rítmicas y como todos los días a los loros, dejé que el viento me refrescara del calor, y sentí la fragancia de los aromitos. El gusto debí dejarlo para el final, disfrutando del mate que era mi premio merecido.

Y así fueron, entonces, mis 3 horas, mis 180 minutos, mis 10800 segundos corriendo. Donde pude disfrutar (sí, logré mi objetivo!) de mis dos bienes más preciados: mi SALUD FÍSICA y EL TIEMPO.

EL POR QUÉ DE MI DESAFÍO
Betina BONNIN, ultramaratonista, C. del Uruguay, Entre Ríos – 48 años, corre desde 2011.
3 horas de pista en C. del Uruguay – 37,00 km – 4:52 min/km.
“Siempre en la búsqueda de nuevas sensaciones, y a la vez que siguiera haciendo ultramaratones, carreras de calle, duatlones y rural bike, para 2020 planifique hacer mi debut en pista, en 6 horas para comenzar (6, 12 y 24 son las opciones). Considerando que entreno en la pista del velódromo local casi la totalidad de los días, me parecieron una idea interesante. Pero llegó la pandemia y ese proyecto no podría cumplirse de esa manera. Entonces, para seguir enfocada en mi sueño, imagine 3 hs en solitario en mi velódromo. Mi objetivo primario era conocer la disciplina, practicar como mantener el enfoque, dominar el aburrimiento y gestionar el cansancio creciente. Y a la vez encontrar placer en ello.

Por otro lado, hace un par de meses conocí a Pablo Gaudio, periodista que desde Valencia, España, me hizo una entrevista maravillosa para su programa «Más allá del deportista». Y quiso el destino que cuando le cuento mi idea me dice: la entrevista siguiente a la tuya, la de esta semana, es a Iván Penalba, campeón mundial de 12 y 24 horas en pista. Lo escuché y fue el empujón que me faltaba para poner fecha.

También mi alumna de las capacitaciones “Mentoring deportivo” y “Derribando excusas” y ahora amiga Marisa Medici, a cargo de Patin carrera gualeguaychu, comenzaba la difusión de su carrera solidaria donde se deben completar 30 km en una semana. Y pensamos que mi desafío sea el abrir el cuenta kilómetros, el dorsal nº1, la entrada en calor de ese evento que ayuda a la comunidad de la ciudad vecina de Gualeguaychú.
Y así es que, uniendo los puntos hacia atrás como decía Steve Jobs, todo «cerraba» y el domingo 3 de octubre transité durante 3 horas la pista, recorriendo en 64 vueltas 37 km, a un ritmo de 4:52 min/km.

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