Habia ido a Huilo Huilo hace dos años, tenía muchas ganas de conocer la Reserva, pero recuerdo que llegamos súper tarde porque tomamos mal la ruta y casi llegamos a un paso fronterizo, solo alcanzamos a ver los saltos de Huilo Huilo y hacer unos senderos cortos, me fui con la idea de que me faltaba recorrer mucho más y así era.
A comienzos de año no tenía nada concreto en el calendario de carreras, pero al ver que Nimbus, organización que realiza Torrencial, había creado otra carrera, esta vez en Huilo Huilo pensé inmediatamente en inscribirme, sabía que la logística sería buena, y que podría recorrer los senderos faltantes, por lo que me apunte en la mayor distancia (como casi siempre jejeje…) terminada la carrera quede sorprendida al final al ver que la Reserva es harto más grande de lo que pensaba.
Llegó el día, estaba muy nerviosa puesto que de octubre del año pasado que no participaba en alguna carrera, no sabía si me la iba poder con esos 45k.
Partimos rápido como es habitual, hasta que llega la primera subida y me voy quedando Odio las subidas, pero esta vez me había mentalizado como nunca así que a pesar que me las camine todas lo hice disfrutando y mirando el hermoso paisaje. Empiezo a cansarme y a sufrir un poquito, un poquito harto más bien, creo que todos alguna vez hemos sentido que el cuerpo no nos responde, que a pesar de las ganas no aumenta la velocidad y pienso durante unos buenos 5k en abandonar en el primer PAS que se encontraba en el km 7,5, me encuentro con un trailero de Concepción y conversamos un rato, también iba cansado en la súbida pero logramos animarnos al comentar nuestro agobio, sigo subiendo y casi llegando al PAS teleférico veo gente bajando rápidamente, y me dio gusto, asi que me apure hasta llegar al teleférico, estaban sacando una foto oficial con un cartel y una vista impresionante, pose para la foto, cargue mis botellas y me dispuse a bajar, esa bajada me lleno de energía y deje de lado la idea de abandonar.
Además pensaba que había pedido un día de vacaciones, manejado desde Conce a Huilo Huilo y que tenía que volver terminada la carrera, ante ese mini sacrificio no podía retirarme así como así.
La bajada estuvo fenomenal y me permitió mejorar la proporción tiempo/kilometro, pense en mi pololo y en lo mucho que debe haber disfrutado esa bajada, ya que le encanta bajar y vaya que lo hace bien. El siguiente PAS denominado PAS Pirihueico se encontraba en la playa, el paisaje era acogedor, daban ganas de quedarse ahí, cargo mis botellas con agua y sigo, me indican que ahora se viene una nueva pendiente larga y así es, pero como estaba totalmente mentalizada a la subida, la verdad, hasta me entretuve, a ratos tomaba algún palo para ayudarme pero lo dejaba pronto por la sensación de mayor lentitud.
Iba prácticamente sola (como siempre), luego comenzó el plano y la bajada, buscar algún senderito escondido para hacer una “parada técnica”, estas partes de la carrera daban para correr en forma continua, me acordaba de mi entrenador Héctor Pino de Epic Team, “mueve los brazos”, “endereza el pie izquierdo”, “inclínate para facilitar el movimiento”, “levanta las rodillas” así que iba corrigiendo sobre la marcha bastante consciente de mis errores y de cómo mejorarlos, esa concientización fue de lo más entretenida. Me pasa gente, los paso y así vamos, en general cuando voy por senderos angostos y muy cerca de mi, los dejo pasar, no me apuro, no soy buena compitiendo, si participando, lentita pero cumplidora.
Al llegar al PAS Huilo Huilo norte casi pensé que era la meta, la música se escuchaba de lejos, los voluntarios nos recibían muy animosos, tenían su fiesta aparte jajaja. Cargo agua, como naranja y sigo.
Acá ya comienzo a fatigarme, seguimos subiendo harto y bajando poco, paro, oro y me conecto con Dios y la naturaleza, pido poder terminar y agradezco el estar en ese lugar tan bello.
Me encuentro con un corredor adolorido y le doy analgésicos, más adelante repartiría más analgésico y tabletas de dextrosa con magnesio para un corredor con calambres, a esas alturas se notaba el desgaste físico, yo extrañamente iba bastante bien muscularmente. Si cuando la mente quiere, todo se puede.
Llego al último PAS Neltume, donde extrañe la coca cola, estaba muy contenta porque sólo me faltaban 3 o 5k, pero me dicen que son 8, me moleste pero más me asuste pensando que no iba alcanzar a llegar dentro de la hora estipulada, sabía que me quedaba una última subida, así que me demoraría en ella.
En ese divagar de cuantos kms me quedaban vuelvo a encontrarme con Paolo, fotógrafo de Nativo con quien ya me había encontrado anteriormente, y le menciono que esta vez iba mejor física que mentalmente, me da ánimo, y sigo, pasan y pasan los kms, y siento que no llego nunca.
De a poco ,y como se dijo en la charla escucho el ruido de la meta pero se desvanece al alejarme. Me encuentro con un chico de la organización y me dice que me falta 1,4 km, le digo “si no es así volveré por ti” aludiendo al típico y poco creible: “queda poco”
Finalmente visualizo la meta y para llegar digna apuro el paso, veo el reloj y llevo 8 horas 37 minutos de carrera, me alegro porque alcanzo a llegar dentro del tiempo límite, escucho a la voz del trail que dice mi nombre y veo a mi pololo esperándome feliz.
Después me llamarían al podio por mi categoría de edad, algo que me hizo muy feliz mas que por mi, por mi abuelita a quien le encanta que llegue con medallas, aunque no tenga pito idea la diferencia entre categorías, general y finisher, pero ella jura que soy buena…
Tarea cumplida, sufrí bastante pero disfruté como nunca.
Creo que me dispuse mental y emocionalmente para esta carrera, y eso repercutió en lo físico, fuera del poco volumen que hice para llegar a ella, por esta razón pude terminarla, y lo hice feliz. En las carreras como en la vida, se sufre y se pasa bien, pero el resultado final va depender como te lo tomaste, como lo hago siempre visualice la meta desde el momento en que me inscribí, hay que tenerse fé, aunque uno sea un sencillo trailero turista.
Texto: Claudia Sanhueza Fernandez
PH: Paolo Avila para Netivo